La Legislatura porteña reconoció en la ex ESMA a una muestra que relata el horror en clave de género
Se llama “Ser Mujeres” y está basada en las declaraciones judiciales de 28 sobrevivientes de la ex Escuela Mecánica de la Armada.
La exposición «Ser mujeres» de la ex ESMA, hoy Museo Sitio de Memoria ESMA, revisa la historia del centro clandestino de detención desde la perspectiva de género, una dimensión que hasta esa muestra había estado ausente en la exhibición permanente del Museo. Este viernes, la Legislatura porteña la declaró de interés para la promoción y defensa de los Derechos Humanos.
Durante el reconocimiento, se realizó una visita guiada por la muestra, que es temporaria, se inauguró el 14 de marzo y propone conocer «testimonios para volver a mirar». Está basada en las declaraciones judiciales de 28 mujeres sobrevivientes de la violencia de género y delitos sexuales cometidos por el Grupo de Tareas de la ESMA.
Tras recorrerla, Graciela García Romero, sobreviviente de la ESMA; Victoria Montenegro, diputada por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires; Edurne Cárdenas y Sol Hourcade, abogadas del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), hablaron desde la perspectiva de género sobre las condiciones de cautiverio de ese centro. El cierre fue musical, a cargo de la cantante brasileña Shirlene Oliveira.
También estuvieron presentes Julieta Bandirali, presidenta de la Comisión de la Mujer de la Asociación de Abogados de Buenos Aires; Lucía García Itzigsohn, de la Comisión de Derechos Humanos de la Legislatura porteña; Mercedes Mignone, hermana de Mónica Mignone, desaparecida en la ESMA; Carla Ruiz, directora del Departamento de Extensión Cultural de la Escuela Carlos Pellegrini; Cecilia Flashland, del equipo de Educación y Memoria del Ministerio de Educación de la Nación; Vincent Billerey, consejero de Asuntos Sociales de la Embajada de Francia en Argentina y Ana Bellati, presidenta del Centro de Estudiantes de la Escuela Carlos Pellegrini.
La directora del Museo, Alejandra Naftal, las recibió en el hall de entrada. Agradeció a la diputada Montenegro, que fue quien propuso que Ser mujeres sea reconocida por la Legislatura porteña. «Fue algo que pudimos cumplir desde este lugar, donde desde el presente podemos interpelar el pasado. A partir del reclamo de visitantes, que decías que la muestra no tenía perspectiva de género. Nos hicimos cargo de esa ausencia y así es como surgió esta muestra», reconoció.
Desde el CELS, Anabella Musseri mencionó la importancia de «contar y compartir cuáles son los desafíos del juzgamiento de delitos sexuales en juicios de lesa humanidad».
La muestra está situada en la planta baja del edificio. Tras la visita, en el salón Dorado se proyectó un video institucional como introducción al conversatorio.
«Siempre moviliza estar en este lugar, algo que nos pasa mucho a las hijas y a los hijos es pensar en nuestras madres transitando estos espacios. Hoy mientras recorría la muestra, te vuelve esa pregunta y te llega también la fortaleza de estas compañeras que están presentes y te llega la fuerza de estas jóvenes que vienen y que toman la posta también, por eso creo que es tan importante que podamos repensar todo el tiempo la memoria para poder construir un presente distinto y un futuro mejor», cerró Montenegro, que fue la encargada de entregar el reconocimiento a la muestra.
La abogada Sol Hourcade se refirió a los juicios, donde declararon las 28 sobrevivientes. «La violencia sexual sobre las mujeres era algo que siempre afloraba en los testimonios durante los ’80, fue algo que recogió la Conadep en sus informes, también en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos cuando vino a tomar testimonios en el ’79. Sin embargo, si bien también se relató en el Juicio a las Juntas muy incipientemente, nunca se condenó a los represores por este tipo de delitos. Luego de la impunidad y con la reapertura de los juicios, las víctimas sobrevivientes también se pudieron reconocer como víctimas de estos tipos de delitos», aseguró.
Lucía García Itzigsohn, hija de Matilde Itzigsohn, que estuvo en la ESMA, también reconoció el valor de lo que en esas paredes ahora está exhibido: «Creo que fue una primera instancia en la que se habló de las mujeres acá y después creció muchísimo hasta llegar a esta muestra. Acá hay una gestión sensible, que escucha a los familiares, a los sobrevivientes y escuchan lo que está pasando. Saludar esta iniciativa y decir como parte de la generación del pañuelo verde que nos sentimos muy vinculadas a este tipo de estrategias para repensar la historia reciente».