La palabra “traslado” era un eufemismo utilizado por las Fuerzas Armadas para referirse al asesinato de personas. La metodología más habitual que se llevó adelante en la ESMA para cometer estos crímenes fueron los llamados “vuelos de la muerte”. Fue desarrollada a partir de la necesidad de ocultar los cadáveres y, con ello, los delitos perpetrados.
De acuerdo a los testimonios, hoy se sabe que las personas secuestradas eran bajadas de los sectores de reclusión en el tercer piso y llevadas a la enfermería del Sótano. Allí les aplicaban un tranquilizante llamado “pentotal” que los adormecía. Luego eran subidas por la escalera del Sótano para conducirlas en vehículos al Aeroparque de la ciudad de Buenos Aires o a bases militares. En esos lugares eran transportadas en aeronaves, desde donde se las arrojaba, todavía con vida, al Río de la Plata o al mar.
A modo de evocación, en la Sala Traslados se instaló un Serapeum, inspirado en los monumentos construidos en el Antiguo Egipto para honrar a los muertos. Se trata de un espacio vidriado que lleva al visitante a transitar por el mismo lugar que conducía a los prisioneros hacia los “vuelos de la muerte”. El Serapeum es una estructura autoportante y reversible.