Antes de la dictadura militar, el Dorado era el salón de ceremonias de la oficialidad de la Armada. A partir de 1976 se utilizó para la planificación de los secuestros y para el análisis de la información recogida durante la tortura de las y los prisioneros.
A la derecha del salón había un puesto de guardia y control. Desde ese lugar se monitoreaba lo que ocurría en el edificio a través de un circuito cerrado de televisión. En los laterales había dos hileras de armarios metálicos donde se depositaban las armas y los chalecos antibalas que usaba el Grupo de Tareas. En el ala derecha de este salón, había oficinas con archivos. Las personas sobrevivientes recuerdan ficheros metálicos con legajos, ordenados alfabéticamente, y muebles con carpetas tamaño oficio. En una de las oficinas funcionaba una trituradora de papel, utilizada para destruir la documentación que pudiese comprometer a los represores.
En esta sala hay paneles explicativos sobre la organización de las operaciones del Grupo de Tareas, y se muestra una proyección con datos sobre los juicios a los responsables de los crímenes de lesa humanidad cometidos en la ESMA.