Este sábado 29 de junio, en el Museo Sitio de Memoria ESMA, se realizó la Visita de las Cinco del mes de junio, en el marco de los 42 años del secuestro de la familia Galli. Participaron Marianela Galli, hija de Mario Galli y Patricia Flynn, Julio César Urien, teniente de Fragata y presidente de la Fundación Interactiva para Promover la Cultura del Agua (FIPCA), y Stella Segado, ex Directora Nacional de Derechos Humanos del Ministerio de Defensa y miembro de Territorios Clínicos de la Memoria (TECME). El cronista de la jornada fue Guillermo Caviasca, Dr. en historia y periodista. El guía del Museo que acompañó la visita fue Sebastián Robledo.
De la misma participaron más de 100 visitantes, entre los cuales estuvieron presentes los y las sobrevivientes Adriana Suzal, Ana María Cacabellos, Mario Duclos y Carlos Muñoz. También estuvieron presentes Anibal Acosta, teniente de Fragata; Martín Lebrón, capitán de Fragata e hijo del teniente Carlos Lebrón, asesinado en 1976 en Tucumán; y Daniel Cabezas, hijo de Thelma Jara de Cabezas, detenida desaparecida en este centro clandestino.
La actividad comenzó en el Salón Dorado del edificio del ex casino de oficiales. María Rosenfeldt, directora de Producción Museográfica y Contenidos del Museo Sitio de Memoria ESMA, dio la bienvenida a los presentes y habló sobre el tema que convocó a esta visita: “Hoy estamos haciendo esta actividad para profundizar sobre cuál era la formación ideológica de los marinos. En el año 1972 Mario y Julio fueron parte de una sublevación como protesta frente a las enseñanzas de prácticas represivas que estaban recibiendo los marinos, inspiradas en lo que fue la doctrina francesa en la guerra de Argelia y en la Escuela de las Américas cuyo objetivo era la represión del pueblo”.
Luego, Marianela Galli afirmó: “Descubrí un testimonio de Lila Pastoriza, quien estuvo detenida con mis viejos. En su testimonio cuenta que mi mamá estaba embarazada. Fui a Abuelas a donar mi sangre y me encuentro con alguien muy especial, Abel Madariaga. Él conocía a mi mamá y me empezó a contar cómo era: que eran del mismo barrio, me contó que era maestra, que daba clases a adultos en villas y en fábricas y que era una persona muy comprometida con el contexto de ese momento y con su ideal de cambiar el mundo. Gracias a él también me pude poner en contacto con dos hermanas de mi mamá. Pero aún no sabemos si tengo un hermano o una hermana.”
Del mismo modo, Julio César Urien, se refirió a su rol y el de otros miembros de las Fuerzas Armadas al tomar consciencia de los objetivos que comenzaban a tener las fuerzas en la década del 70: “A comienzos de los 70, nosotros entendíamos que la salida era insurreccional. Entonces, frente a las rebeliones populares, nos planteábamos que no íbamos a reprimir y que en caso de una insurrección general, nos íbamos a sumar al pueblo. Empezamos a organizarnos en la Marina, nos contactamos con oficiales, pero no se sumaban. Entonces empezamos a poner el eje en los cabos que tenían nuestra misma edad, eran peronistas y ellos sí se sumaban. En pocos meses organizamos cinco, seis batallones. En ese marco se produce, el 22 de agosto, la fuga de Rawson. Luego de ese hecho se recrudece el nivel de violencia y nos traen a la Escuela de Mecánica de la Armada. Para ese momento, se plantea el regreso de Perón y una salida democrática” y continuó: “Sin embargo, en octubre de ese mismo año, nos empiezan a organizar en grupos de tareas. Es decir, lo que hicieron en 1976, la Marina lo empieza a implementar en el 72 con nuestro grupo. Entonces, nos reunimos, hablo con todos los cabos y decidimos que no íbamos a formar parte de eso. Lo que nos planteamos fue sublevar la Escuela de Mecánica de la Armada. Pero nos detecta el Servicio de Inteligencia y nos desarman a todos. Es en ese momento, entonces, decidimos sublevarnos para demostrar que había otros militares y nos sumamos a esa resistencia de cientos de miles de jóvenes que venían luchando contra la dictadura”.
Asimismo, Stella Segado, contó que su tarea durante todos estos años ha sido la reconstrucción de archivos: “Pensar los derechos humanos dentro de la formación de las fuerzas es una tarea difícil ya que hay una cultura que va mucho más allá de los planes de estudio. Es una formación que se da en lo cotidiano y que trasciende lo que pudimos modificar, que fue mucho”.
Finalmente, Guillermo Caviasca, dijo: “Lo distintivo de esta visita es que estamos hablando de militares reprimidos por militares y que son el producto de una lucha política que se estaba dando en nuestro país”.
Una vez en el sótano, Galli lee un poema que escribió su papá y agrega: “A pesar de la doctrina de la escuela francesa y de la institución represiva, había otra idea, otras almas y una sensibilidad hacia los más desposeídos. De ahí la idea de mi papá y del grupo de no reprimir a su pueblo”.
De igual forma, Urien volvió a referirse a la formación de la Marina: “En enero del 72 nos hacen hacer un curso anti subversivo, nos iban formando de esa manera, con espíritu de cuerpo: lo que pasaba en la marina quedaba en la marina. ¿Qué hizo que nos quisiéramos sublevar? Nosotros sabíamos que luchábamos por un mundo mejor, teníamos una superioridad moral, nos animaba la lucha por una sociedad mejor y el auge de la sociedad” y agregó: “Lo más importante, con el retorno de la democracia, fue haber derrotado culturalmente la teoría de los dos demonios. Además, fueron claves los juicios, porque estos tipos saben que si vuelven a violar las leyes van en cana”.
Por su parte, Segado afirmó: “Las Fuerzas Armadas tuvieron, hasta avanzados los años 90, una formación con la escuela francesa anti subversiva. En el 2003, se vio que aún se continuaba con este método, incluso enseñando la tortura. Los militares argentinos terminaron dando clase en Centroamérica sobre cómo torturar y combatir a los subversivos” y siguió: “Llevó mucho tiempo ya en democracia, modificar los planes de estudio de las Fuerzas Armadas, porque incluso durante este período, la concepción ideológica que se bajo fue la que tuvo la dictadura”.
Asimismo, Caviasca afirmó: “En esa época la formación de las fuerzas era a través de la fuerza y de arriba para abajo”.
Finalmente, Martín Lebrón dijo: “El hijo de Rojas fue quien mató a mi papá, que había sido compañero de él en la marina. Mi mamá también fue montonera”, y agregó: “Para mí fue fascinante, gracias a Stella Segado, poder conocer el archivo de mi papá, el sumario que le hicieron después del levantamiento, incluso los libros de lectura que le habían encontrado”.
El cierre de la actividad se realizó en el Salón Dorado. Allí Galli se refirió a la formación ideológica de los marinos: “¿En nombre de qué ideología mataron? Eso generalmente no lo dicen. Pero hay una ideología construida en nombre de un proyecto económico, de una deuda financiera que vino a quebrar un modelo económico, persecución a los trabajadores, quita de derechos sindicales, en fin. En nombre de esta ideología vinieron a matar. No hubo ningún arrepentimiento ni perdón.”
Por su parte, Segado destacó la importancia de la Visita de las Cinco: “Cada vez que vengo, veo algo distinto y me parece que es un muy buen ejercicio acompañar la Visita de las Cinco porque de alguna manera siempre hay algo que se renueva dentro nuestro aunque la información sea la misma”.
Del mismo modo, Urien afirmó: “Es necesaria una lucha cultural y la defensa de la soberanía porque hoy está en juego nuestra nación” y aclaró: “No solamente una lucha cultural en referencia a los militares, sino también con los empresarios. Que no se aíslen. Y eso es una responsabilidad de la dirigencia política”.
Finalmente, Rosenfeldt agradeció a los presentes y reflexionó: “Con estas visitas pensamos el pasado desde el presente y si es colectivamente, mejor. Es muy importante la presencia de las y los ciudadanos en este lugar y poder transmitirlo a las nuevas generaciones».
Mario Galli nació el 13 de junio de 1952. Entró a la Escuela Naval Militar de Río Santiago en febrero de 1968 y egresó como Guardiamarina en 1971. Para sus compañeros del Liceo Naval era “El Dexo”. Tomó parte del sublevamiento en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) el 17 de noviembre de 1972. Esta rebelión se dio como una forma de protesta ante la formación de grupos paramilitares dentro de la Marina, bajo la doctrina de la seguridad nacional. Fue detenido en el penal militar de Magdalena, y amnistiado el 25 de mayo de 1973.
Militante de montoneros, fue secuestrado el 12 de junio de 1977 junto con su esposa, Patricia Flynn, su hija Marianela y su madre, Felisa Wagner. Patricia nació en San Isidro, provincia de Buenos Aires, el 26 de enero de 1951. Era maestra y su familia la llamaba «Patsy». Al momento de su secuestro estaba embarazada de tres meses. La hija de ambos, Marianela, tenía un año y cuatro meses. Fue dejada unos días después en la casa de su tía paterna. Felisa Wagner, madre de Mario, era secretaria ejecutiva en la firma Ferrostaal.
A 42 años del secuestro de la familia Galli, Mario, Patricia y Felisa continúan desaparecidos.