LA CASA DE CHAMORRO
Un fin de semana de 1976 o 1977, la hija del director de la ESMA, Rubén Jacinto Chamorro, invitó a una de sus amigas de la escuela, Andrea Marcela Krichmar, a almorzar y pasar el día en la casa que ocupaba su padre dentro de la Escuela de Mecánica. La casa estaba ubicada en el edificio del Casino de Oficiales. Contaba con entrada independiente y se conectaba internamente con el centro clandestino.
En 1985, a sus 20 años, Krichmar declaró en el Juicio a las Juntas lo que sucedió esa tarde. Relató que desde una de las salas del edificio, donde había un billar, vio por la ventana “cómo descendían a una mujer, encapuchada y encadenada de manos y piernas, de un Ford Falcon, mientras dos hombres la apuntaban”.
Contó también que cuando le preguntó a la hija de Chamorro qué significaba esa escena, su amiga mencionó la serie S.W.A.T.: “Me dijo que hacían algo similar, como que perseguían a la gente en patrullas y la detenían”. Su testimonio es el único conocido de la casa de Chamorro hasta el momento.
En abril de 2016, Andrea Krichmar estaba de paso por Buenos Aires. Radicada en Brasil durante varios años, La Visita de las Cinco se transformó para ella en la posibilidad de abrir las puertas de un espacio diverso a su entorno familiar. La acompañaron desde muy temprano su hijo Nicoló y su madre, quien había sido testigo de una manera diversa de lo que había sucedido con ella en el antiguo centro clandestino.
Hubo una numerosa presencia de medios de comunicación, entre ellos las cámaras de Crónica Televisión que transmitieron en vivo parte del encuentro en lo que denominaron “la casa del terror”.