“Estocolmo. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Suecia ha dado a publicidad el nombre y la fotografía de un diplomático argentino en Sudáfrica que aquel alega habría baleado y herido a una joven menor sueca hace 3 años en Buenos Aires”
El cable fechado 14 de abril de 1980 proviene de la Ciudad del Cabo, en él se informa sobre el malestar del gobierno sueco con el gobierno argentino que asegura “no existir información fidedigna sobre que la señorita Hagelin fuera arrestada por orden de las autoridades”. En el mismo documento puede leerse manuscrito y en lápiz “que le den conocimiento a EOcc” y refiere a la Dirección de Europa Occidental que trataba las relaciones argentinas con los países de esa parte de Europa. Esa anotación muestra la preocupación del gobierno argentino sobre las repercusiones del caso en Europa. Este documento es uno de los tantos, desclasificados por la Cancillería Argentina hasta el año 2015.
El Grupo de Relevamiento del Ministerio de Defensa, logró reconstruir la estructura represiva que operaba dentro de la ESMA: el GT 3.3.2, y fue prueba sustancial para el Juicio de la Mega Causa. Pero en el año 2014, grande fue la sorpresa, cuando a partir de que su ministro, Agustín Rossi, dictara la Resolución Ministerial 445/13 que instruía e a los jefes de las Fuerzas Armadas a “relevar exhaustivamente en todas las dependencias correspondientes a sus organismos, sitios en los que pudiere haber documentación histórica o información de interés judicial, incluyendo especialmente aquellos no destinados a su archivo, custodia o almacenamiento”, del periodo 1976-1983 y fue justamente un agregado naval quien remitió desde Pretoria, documentación del período en que Chamorro y Astíz fueron agregados en aquella embajada. Albergo la esperanza que alguna vez, otros documentos, otros archivos, nos permitan develar que fueron hacer allí, estos marinos, a la Sudáfrica del Apartheid.
Es así que este lazo invisible que teje la Memoria, recorre todos los modos posibles, hoy traspasa la pandemia para ubicarnos en este Sitio, como conmemoración y acto, y lo virtual es hecho real que nos aloja. No hay distancia cuando el horizonte es celebrar la vida, y tal vez, en eso pensó Dagmar cuando intento correr hacia ella. Distinta a la estrechez de la distancia que va del dedo al gatillo, donde solo cabe un Astiz. Así de miserable.
Entonces, estamos aquí, ansiosxs por saber cómo saldrá. ¿Cuántos hay del otro lado? ¿Se escucha? Nos peinamos, nos acomodamos en la silla, estamos atentxs a la pantalla, a la imagen. Ya pasaron unos minutos de las 17 hs y los dedos en alto de Luciano “Lucho” Donoso nos indica en tiempo de descuento que, en cinco, cuatro, tres, dos, uno, de éste 30 de mayo del 2020, Alejandra Naftal inaugura una nueva Visita de las Cinco, distinta y acorde a los tiempos que vivimos.
Como parte de su bienvenida, habla de la importancia de ser parte de una “gestión de gobierno y de las políticas públicas de defensa y promoción de los DDHH” presentando de ese modo al Secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla, quien, por su parte, hace un especial agradecimiento al Embajador de Suecia, por la actitud solidaria y de acojo que tuvo su país hacia los argentinxs en aquellos años: “Quisiéramos estar ahí, presentes en el edificio, por el símbolo de este Sitio, y aunque no sea igual, es importante seguir haciendo Memoria (…) en un momento donde se está banalizando este tema. En nuestra historia tenemos Madres que llegaron al país huyendo del holocausto de Europa, siendo pequeñas y habiendo perdido a toda su familia. 30 años después estaban desapareciendo a sus hijxs. Y eso nos deja una enseñanza: nunca hay que bajar la guardia, siempre hay que mantener activa la memoria”.
Y en reconocimiento a esa lucha, agrega: “Que hoy estemos acá, es por la lucha de las Madres, las Abuelas y lxs Familiares y de todos los organismos que tuvieron la valentía de luchar” y agregó “queremos transformar este Sitio como Patrimonio de la UNESCO, nuestra región lo necesita, nuestro país es un símbolo muy importante de lo que significó la resistencia y la lucha, contra la impunidad de los delitos de Lesa Humanidad. “
Finalmente, Pietragalla hace un reconocimiento a todxs lxs sobrevivientes y en especial a Mercedes y Silvia por la valentía de sus denuncias y por relatar en primera persona cual fue el destino de Dagmar.
Alejandra habla de la importancia de la presencia en el lugar, y de la significancia del recorrido por los espacios donde se definió la vida, la tortura y la muerte de miles de personas: “La situación de pandemia nos obliga a repensarnos y re-inventarnos desde estas políticas de DDHH y ver cómo va a ser esta nueva normalidad”
Ya somos más de 400 personas en la Visita de las Cinco, y Lucho a solicitud de Alejandra, comparte un video que se realizó a partir del testimonio que diera Ragnar Hagelin, el padre de Dagmar. Su voz es el testimonio que diera en el Juicio y acompaña el recorrido de las imágenes de su hija en distintas edades, de recortes periodísticos de diarios internacionales, y campañas realizadas en el exterior. Una postal del mundial 78 lleva su nombre.
Es el relato de ese día. Del día maldito: “Dagmar llevó un papel, con una dirección a la casa de Susana Burgos. Cuando llegó la recibió Astíz y el cabo Peralta”
Y “la Sueca” decidió correr. “Los vecinos escucharon a un hombre que gritaba: Parate flaca, parate que tiro, Y entonces apoyó su rodilla en la tierra y disparó.”
La Embajada de Suecia en la Argentina acompañó desde el primer día la búsqueda, haciéndole llegar al gobierno argentino cada una de sus presentaciones y acciones. Dice el padre: “Y siempre, siempre, recibíamos la misma respuesta: La estamos buscando…”
Estamos en el detrás de la escena, en la pantalla se ve sus fotos, y desde esta virtualidad acompañamos en un silencio emocionado, porque Dagmar, tenía 17 años y militaba en la columna Oeste de la agrupación Montoneros, con el compromiso de quienes se sientes empujados por su conciencia solidaria.
El 27 de enero de 1977, fue secuestrada por un grupo de tarea de la Armada, desde la casa de Susana Burgos, que había sido secuestrada el día anterior, y donde fueron a esperar que llegase Antonia Berger, quien era su responsable. Dagmar fue vista al día siguiente en la ESMA, con su cabeza vendada, y con serios problemas de equilibrio y control.
Alejandra relata esta historia a todxs los Visitantes, y asegura que, desde el Museo Sitio, la historia de nuestro pasado reciente se va escribiendo desde el presente y que, en particular, en el caso de Dagmar, durante años las distintas narraciones borraron su pasado militante, pero que en esta Visita se volverá a mirar esta historia para permitir nuevas dimensiones y aspectos en la construcción de nuestras Memorias, con el objetivo siempre, “de más Verdad y más Justicia.”
Dagmar tiene tres hermanos. Con Cristian compartió, madre y padre, con Laura compartió madre y con Jonathan compartió padre.
Laura envió una carta. Su relato habla del proceso que vivieron la mayoría de las familias diezmadas por el Terrorismo de Estado. En mayo de 1976, había sido asesinado el padre de Laura, Edgardo Waisman, también en el Palomar, por lo que su madre, Susana Buccicardi, junto a ella, que era una beba, comenzó a vivir en la clandestinidad. Laura cuenta en su carta, que su madre, no pudo buscar a su otra hija “Dague”, como así le decían, y fueron sus abuelxs, Margarita y Valentín quienes lo hicieron. En ese derrotero Margarita fue parte de la lucha que llevaron adelante las Madres, las Abuelas, en esa construcción de Justicia que se logró muchos años después. Laura relata con orgullo y en homenaje a esa abuela, y todxs lo que desde distintos ámbitos fueron parte de esa búsqueda, Caledonio Berrondo Emilio Mignone y Luis Zamora.
Laura dice, que lamenta no tener recuerdos de su padre y de su hermana, “me robaron la posibilidad de crecer junto a ellos.” Y esas palabras es un aguijón que nos atraviesa a todos y que se expresa en la voz que se quiebra de Alejandra.
Anders Carlsson, es el Embajador de Suecia en Argentina, y tiene una larga carrera diplomática. En un impecable castellano agradece a los presentes, y extiende ese agradecimiento al recuerdo de Ragnar, a quien conoció en su primera estadía en la Argentina, a fines de los años 90, estuvo a cargo del caso de Dagmar y trabajó estrechamente con él en un contexto muy diferente dadas las leyes de impunidad.
Dice Carlsson, “llegué a entender a la Argentina de la dictadura y de la democracia, a través de la historia de Ragnar. Historia que me conmovió profundamente. Es por eso que cuando volví después de 20 años, uno de los momentos más impactantes fue descubrir que la ESMA era un Espacio de Memoria…Que nos podamos reunir para este evento, aunque sea de forma virtual, no es solo una conmemoración a Dagmar, sino una celebración a los DDHH”
Llega el momento de un audio grabado por su hermano Cristian. No sabe sobre el destino final de su hermana, cree que podría haber sido ejecutada en la ESMA o haber sido trasladada en un vuelo de la muerte. Lo que haya sido le privó la posibilidad de una despedida y de poseer un lugar para un encuentro simbólico, cada vez que fuera necesario. Dice entonces, “que esa es la parte macabra y que no quiero hablar de lo que forma parte de la peor historia de la Argentina”. La desaparición es el hito de un duelo inacabado.
Jonathan no conoció a su hermana, porque nació muchos años después, en 1983, cuando aquí se terminaba la dictadura. Vive a 30.000 km, en Suecia, y todo lo que sabe de ella es por el relato y lucha de su padre. El sonido se vuelve metálico y entrecortado, y hacemos el esfuerzo de comprender lo que dice: “era una chica sociable y colaborativa, sé que le gustaba la ópera y que fue al teatro Colón a ver funciones, y que se le pusieron las manos rojas por aplaudir, feliz por estar ahí. Sé que le gustaba cantar Sé también que le gustaba viajar, y de recorrer todo el país y el mar.” A Jonathan se le emociona la voz cuando dice que Dague, le había escrito una carta a su madre y que decía “yo no sé si amo la vida porque es hermosa, o es hermosa porque yo la amo”, “esas palabras las llevo escritas en mi cuerpo, en un tatuaje cerca de mi corazón”
Los tres hermanos comparten otro dolor, y es que ninguno de sus padres pudo llegaron con vida al 29 de noviembre del 2017, cuando Astiz, Acosta y otros represores, fueron condenados por la desaparición forzada de Dagmar Ingrid Hagelin, porque la Justicia, tarda en llegar.
Mercedes “Cuky” Carazo, estuvo secuestrada en la ESMA, obligada a realizar tarea esclava. Es la primera vez que participa de una Visita en la ESMA, fue testimoniante del caso de Dagmar a pedido del padre. No tiene claro en qué fecha de febrero de 1977, es llevada al baño por uno de los guardias, que no le pone capucha porque ella le enseñaba física y matemática. Dice entonces, “Cuando pasamos por la habitación donde estaba Laurita, Norma Burgos, quise entrar a saludarla y salió del baño una niña, con la cabeza vendada. Le pregunté quién era y ella me dijo, me llamo Dagmar. entonces apareció un oficial, que le gritó al guardia, y me sacó hacia el baño…luego yo comenté este hecho, con Astiz, y él me dijo: yo le quería tirar a la Berger, y no sabíamos en el lio que nos estábamos metiendo porque ahora la Embajada sueca anda protestando no solo aquí, sino en todo el mundo”. Para Cuky, este hecho marcó un hito dentro de la ESMA, por la repercusión internacional. A partir de allí, la Armada quiso saber que se decía en el mundo sobre las violaciones a los DDHH que ocurrían en la Argentina y ocuparon a algunos secuestrados, como ella, en la lectura, traducción y análisis de la prensa internacional.
Silvia Labayru, también estuvo secuestrada en la ESMA, tenía 20 años, estaba embarazada y su hija nació allí. Conoció a Dagmar antes de estar secuestrada, ambas eran dos adolescentes. Una noche la llevan a su casa, no tenía donde dormir, recuerda que conversaron toda la noche y que era muy madura. Silvia dice: “Yo no sé si ella se daba cuenta de la situación que estaba viviendo, yo no sé si yo misma me daba cuenta de la precariedad en la que estábamos viviendo (…) Diariamente éramos secuestrados, asesinados en tiroteos, y torturados vivíamos momentos terribles, el esfuerzo que poníamos era en resistir, porque no teníamos ninguna posibilidad de derrotar un ejército, a la policía y a gendarmería, en suma, al aparato de todo el terrorismo de estado. Voluntad no nos faltaba y estábamos dispuestos a morir heroicamente y muchos lo hicieron. En rigor éramos presas fáciles y aquella noche (Dagmar) era la imagen misma del desamparo. La volví a ver en los sótanos de la ESMA. No sé si ella pudo reconocerme, Luego la subieron a lo que llamaban la “habitación de las embarazadas”, donde más tarde yo dí a luz,”
Silvia, pide hacer un homenaje a Ragnar Hagelin, por la búsqueda incansable de Justicia por todo el mundo. Pide en su nombre homenajear a todos los padres, como el suyo “Jorge Labayru, o José Maria Carazo, que fueron padres que junto a los Organismos velaron por nosotras, nos buscaron, nos cuidaron, aceptando muchas veces, en el caso de las sobrevivientes, tener que someterse ellos también, a las directrices y caprichos de los represores”
Por último, Silvia quiere hacer extensivo el homenaje “a todos los adolescentes que como Dagmar dieron la vida por sus ideales, siendo casi unos niños. Nunca se está preparado para morir, ni para ser torturado, pero menos a los 17 o 19 años, no estábamos preparados para el horror que tuvimos que soportar, su vida fue segada enteramente, la vida que tenía por delante y no tuvo.”
La Visita va llegando a su fin y es mi turno, me piden que haga un cierre de este día y que haga un enlace con la tarea de archivos. Hace un tiempo que pienso en la memoria, los archivos, la historia, el tiempo. Para la cultura occidental el tiempo es lineal, tiene un adelante, el futuro, y un atrás, el pasado. Es simple, pero inacabado, si fuera un tejido podríamos decir que es una cadena de un solo punto.
Para muchos pueblos originarios, que incluye a los nuestros, el pasado esta adelante, y el futuro está atrás y además incluye la complejidad del tiempo cíclico. Si fuera un tejido sería la trama y la urdimbre.
Elijo esta idea del tiempo para pensar mi tarea y de algún modo, para toda política de Memoria. Porque, solo mirando a la historia de frente, el futuro nos seguirá, sin duda.
El trabajo con documentos de archivos, tiene la complejidad de la trama y la urdimbre. Uno logra tener la urdimbre, esos hilos longitudinales y paralelos, la experiencia única de cada persona, los testimonios, de las propias víctimas, sus familiares, sus compañeros de militancia, testigos, en fin, variados hilos que tensan el tejido y que corren de alguna manera paralelos, acompañados, a la par. Pero cuando uno avanza en la tarea, los documentos le aportan la trama, el contrahilo, el relleno. Es lo que permite darle un diseño a ese tejido.
Durante décadas, la historia reciente se contaba desde los documentos que aportaban las víctimas, sus testimonios, y los documentos que certificaban trámites, pedidos de paraderos, habeas corpus, denuncias internacionales.
Si bien la Argentina asumió un compromiso por las violaciones acontecidas por el terrorismo de estado desde el regreso a la democracia, una verdadera política de Memoria comenzó después 2000 con un proceso progresivo de desclasificación en las distintas áreas de la administración pública, a la que se le sumó la respuesta de desclasificación de EEUU a los requerimientos que se hicieron desde el CELS. Lo cierto es, que la Argentina, no tuvo, ni tiene una política de desclasificación, pero sin embargo se ha generado un movimiento muy fuerte en torno al tratamiento de los archivos.
Entonces siguiendo el hilo de este tejido, podríamos decir que en esta posible urdimbre tenemos a Dagmar, a Ragnar Hagelin, a Susana Buccicardi, a Cristian, Laura y Jonathan, a la abuela Margarita y el abuelo Valentin, a Edgardo Waissmann, a Norma Burgos, a Mercedes Carazo, a Silvia Labayru, y a todos los sobrevivientes que fueron su voz para traer su destino.
Y en el contra hilo que arma la trama se encuentran los documentos que evidencia la trama ilegal que funcionaba dentro de una escuela transformada en un mecanismo de tortura y muerte. Documentos que muestra que se decía en EEUU sobre lo que ocurría en Argentina con el caso Hagelín, documentos que muestra la buscada incesante de un padre y del apoyo sostenido y enérgico del gobierno de Suecia que denunciaba y enfrentaba al gobierno argentino. Y en este entrecruzamiento tejemos memoria, por eso esta Visita, que no fue en acción, se concretó en encuentro.
Por último, quiero decir aquí, que a diferencia de los relatos distópicos, que alertan de la peligrosidad de la tecnología, aquí, la afectación ha sido solo amorosa.
Cronista: Stella Segado
Lic. en Gestión de Políticas Públicas, especialista en archivos de DDHH. Su trabajo como investigadora en la SDH permitió la identificación tanto de víctimas como de represores. Dirigió equipos desde donde se reconstruyó diferentes circuitos represivos y dichos informes son prueba sustancial en diferentes juicios de Lesa Humanidad. Puso en marcha y coordinó el Grupo Especial de Relevamiento y Análisis Documental sobre la Causa AMIA. En la actualidad está abocada al trabajo de un archivo histórico que depende de Presidencia de la Nación y coordina el Área de Memoria y Archivos de Territorio Clínicos de la Memoria