En vísperas del Mundial 1978, el Grupo de Tareas de la ESMA le encargó a un prisionero la realización de documentales de propaganda y la cobertura de la final del Campeonato del Mundo. Carlos Bartolomé había sido militante de Juventud Peronista, antropólogo y productor de medios audiovisuales hasta su secuestro, el 15 o 16 de septiembre de 1977.
Durante el cautiverio filmó desfiles en Mar del Plata y realizó un documental para la Semana de la Moda y el Arte Argentino en Madrid. Para la cobertura de la final del Mundial, el Grupo de Tareas le entregó una credencial de acceso al campo de juego autorizado por el Ente Autárquico Mundial 78 (EAM).
“Para entonces, entraba en un período que no era ni la vida y ni la muerte. Un período en el cual tenía que hacer cosas para ver si me iba para el lado de la vida o para el lado de la muerte. Pero en realidad, en todos los casos, la muerte o la vida la iban a decidir ellos”.
“Me mandaron con una custodia a la final del Mundial ‘78. Me acreditaron y filmé la final de Argentina-Holanda estando secuestrado en la ESMA. Material que nunca sé qué se hizo, ni para qué sirvió. Para refrendarlo, tengo aquí simplemente la credencial del EAM 78 emitida por Cancillería con mi nombre. Por supuesto, todas estas cosas se hacían bajo un mismo régimen: nunca dejé de estar en Capucha, nunca dejé de estar esposado, nunca dejé de estar engrillado. Me sacaban las cosas, hacía la tarea que me ordenaban, y volvía a la misma situación”.