El sábado 29 de agosto se llevó a cabo el tradicional encuentro mensual del Museo Sitio de Memoria ESMA, esta vez en homenaje a los 20 años de la restitución de la identidad de la actual legisladora porteña, Victoria Montenegro.
En esta jornada participaron: Estela Barnes de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo; Victoria Montenegro, nieta restituida, legisladora de la Ciudad de Buenos Aires; Alicia Lo Giúdice, directora del Centro de Atención Psicológica por el Derecho a la Identidad y Mercedes Montenegro, tía de Victoria Montenegro. El cronista, fue Claudio Villarruel, sociólogo, comunicador y productor.
El encuentro contó además con la presencia del secretario de Derechos Humanos de la Nación, Horacio Pietragalla Corti, y la presentación estuvo a cargo de Alejandra Naftal, directora del Museo Sitio de Memoria ESMA.
El primero en tomar la palabra, para dar la bienvenida al encuentro fue Horacio Pietragalla Corti, quien se refirió a la historia personal y familiar que lo une a Victoria Montenegro: «Bienvenides a una nueva Visita de las Cinco que organiza el Museo Sitio de Memoria ESMA junto a la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación. Estamos muy emocionados por esta visita, porque es mi familia la que está en este panel hoy».
«Estamos festejando el renacimiento de Vicky Montenegro, que hace ya 20 años que recuperó su identidad. Vicky es la persona que más conozco. Estuvimos juntos desde muy bebés, viviendo una infancia juntos (al tiempo que lo dice se ve en la pantalla una foto, que él pidió expresamente mostrar, en la que se los ve a él y a Victoria en brazos de la apropiadora de Horacio). ¿Cómo no recordar ese momento en que la justicia le pide a Vicky hacerse un análisis porque podía ser hija de desaparecidos?», y agregó: «Ella fue criada por un teniente coronel que fue el mismo que me robó y me entregó, y que era mi padrino de bautismo. Lo que le pasaba a Vicky se me planteaba a mí como posibilidad».
Para concluir dijo: «Dictaduras hubo en toda la región y nos vamos enterando que apropiaciones de bebés también hubo en otros países. Sin embargo, si se pudo reparar, construir y devolver identidades a cientos de hombres y mujeres fue por el amor que tienen nuestras queridas Abuelas (de Plaza de Mayo). Les vamos a estar toda la vida agradecidos y tenemos el compromiso de llevar adelante esa búsqueda y la memoria que dejan y nos transmiten. Van a pasar cientos de años y esos pañuelos blancos van a estar ahí como símbolo».
Antes de darle la palabra a Estela de Carlotto, Alejandra Naftal habló del rol y el sentido del encuentro: «Esta visita trata sobre la posibilidad que ofrece un camino de reconstrucción en sus múltiples facetas. Una vía más de trasmisión, reparación y diálogo intergeneracional».
Y agregó: «En esta oportunidad podemos dialogar sobre los procesos que transitan los hombres y mujeres que han recuperado su verdad a través de la organización Abuelas de Plaza de Mayo, el movimiento de derechos humanos de nuestro país y de la existencia de un Estado que se ha hecho cargo de las políticas públicas de Memoria, Verdad y Justicia».
Estela de Carlotto comenzó hablando de la tarea del organismo «Las Abuelas llevamos 43 años de lucha. La alegría de haber encontrado 130 nietos es el mejor premio que hemos tenido. Necesitamos encontrar los que faltan, que son alrededor de 300. Quizás están lejos, quizás cerca. Pero es necesario, aun cuando no estemos nosotras, que se continúe el trabajo para encontrarlos. El triunfo de la lucha de Abuelas de Plaza de Mayo es el amor. Una palabra que abarca todo, porque cuando uno ama, siempre hace el bien y toma buenas decisiones».
Y continuó diciendo: «Ellos llevan esa impresión en su vida de quién era su papá y quién era su mamá. Eran luchadores, únicos. Con defectos y virtudes, pero tenían una misión y la cumplieron dando la vida. Estos nietos se han identificados orgullosos con sus padres».
Para concluir habló de su relación con Victoria: «Cuando la conocí a Vicky, ella no me quería nada. Pero fue haciendo su proceso. Es lógico y respetable. Lo que hoy es Victoria, me emociona. Ha sacado su intelecto, su amor al mundo y está trabajando por la Patria, por el país, por sus hermanos. Sabemos que hay que tener una mano especial para estar en una función política donde hay que escuchar al que no coincide».
La psicoanalista Alicia Lo Giúdice, directora del Centro de Atención Psicológica por el Derecho a la Identidad de Abuelas de Plaza de Mayo, se refirió a su tarea profesional dentro de la institución:
«El objetivo de nuestra área es brindar un espacio terapéutico para aquellos jóvenes adultos que han recuperado su identidad. Las Abuelas buscaron y encontraron. Y otros nietos se animaron a acercarse a la institución, entonces buscando también encontraron. En esto hay en juego tres generaciones: las abuelas, los padres secuestrados y desaparecidos y los nietos restituidos. Además, estamos atendiendo a una cuarta generación. Nosotros decimos que lo no tramitado en una generación, tiene consecuencias en la otra. Los nietos han sido criados en una situación de mentira, ocultándoles la verdad. Pero las Abuelas les abren ese espacio de libertad para que pueda cada uno interrogar qué han significado esas marcas en ellos. Siempre valoro muchísimo que las Abuelas hayan aceptado que eso que vivieron, dejó marcas».
«La identidad se construye. Es algo que se va tomando de la familia y se va construyendo. Lo que nosotros hacemos es un recorrido difícil, pero donde cada uno puede interrogar esas marcas», concluyó.
Mercedes Montenegro, tía de Victoria, hermana de Roque «Toti» Montenegro, luego de relatar cómo se enteró del secuestro de su hermano, de Victoria y de su mamá, Hilda «Chicha» Torres, habló acerca de su reencuentro con Vicky: «Teníamos dos situaciones terribles: Toti, Chicha e Hilda Victoria detenidos sin saber nada ellos, y mi hermano Pepe en la cárcel de Villa Las Rosas. Fue muy difícil».
«Cuando Abuelas nos avisa que habían encontrado a Hilda Victoria, vamos todos los hermanos» continuó: «Estela nos ayudó muchísimo. Al llegar al juzgado nos encontramos con que Hilda Victoria era el rostro de Toti, pero ella no quería saber nada. Los jóvenes de la familia fueron muy importantes para empezar a dialogar. El juez, después de las presentaciones, nos dijo que podíamos ir a tomar un café como para entablar un diálogo, saber quiénes somos. Y fuimos. Fue un café larguísimo».
Además se refirió a la exhumación de los restos de su hermano, que estaban sepultados como NN en un cementerio de Colonia, Uruguay: «A través del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) pudimos acompañar los restos de Toti como queríamos. Lo hemos recibido como se merecía. Fuimos a su escuela primaria y a la secundaria y en ambas fue recibido por las autoridades».
Para concluir, agregó: «La presentación que hicimos de Toti, de lo luchador que eran él y Chicha no correspondía a la personalidad de Hilda Victoria, hasta entonces que estaba sometida por esa crianza, que no sabía quién era. Estos encuentros y la historia le han servido para descubrirse y para parecerse cada vez más a los principios del padre y de la madre».
Rodeada de fuertes emociones tomó la palabra Victoria Montenegro, quien habló en primera persona sobre la restitución de su identidad: «Yo creía que no existían personas desaparecidas. Estaba convencida de que todas esas mujeres estaban enfermas de odio. Que lo único que querían hacer era instalar la idea de que los hijos de los militares podíamos llegar a ser hijos de la subversión. Cuando me dan la notificación, me acuerdo que lloré mucho. Pero no porque pensaba que mis papás habían desaparecido, sino porque tenía mucha vergüenza de que se había confirmado eso que era tan tremendo, que yo era hija de la subversión».
Victoria también relató cómo fue su acercamiento con Abuelas: «La primera vez que fui a Abuelas, en el 2001, me acompañó mucho mi marido, y estaba Estela. Que para mí era ‘La Carlotto’. Santi (su hijo) era muy chiquito, y ella lo agarra de la mano y se lo lleva. Al verla caminando con mi hijo, había una cuestión interna de humanidad, que entendía que esa imagen era hermosa. Y ese día, como había llegado una nieta, una ocasión especial, sacó de la caja fuerte una galletitas que guardaban para que los nietos que trabajan ahí no se las comieran. Cuando hizo eso, me di cuenta que eran abuelas. Que todo lo que me habían enseñado no era así».
«El valor del trabajo de las Abuelas es increíble. Eso es la victoria del amor por sobre la violencia, el odio y el olvido. El trabajo que hicieron con el EAAF. Me sacaron sólo una gota de sangre. Y esa gota cruzó todo el Río de la Plata y lo trajo a papá de vuelta. Eso es increíble. Las Abuelas cambiaron la historia. Esa orden de circular, la máxima expresión de violencia por parte del Estado, lo transformaron en un símbolo de lucha, de dignidad y de amor frente al dolor más grande que una persona tener en la vida», concluyó.
Finalmente, y para cerrar la visita, el cronista del encuentro, Claudio Villarruel dijo: «Lo que tiene Vicky es que irradia puro amor y pura misericordia. Porque lo que le pasó a ella y a todos los nietos, a mí como ser de a pie no me entra en la cabeza. Esto que sucedió hoy es un hecho de amor. Me emociona cada vez que la escucho a Estela, a Horacito, a Vicky, ahora que conocí a la tía que es igual, me voy con el pecho inflado de amor», y agregó: «Esos pequeños problemas que uno tiene, muy tontos, cuando uno escucha estos procesos de resiliencia y de supervivencia frente a todo, te inflan el corazón».
Es importante destacar que esta edición de la Visita de las Cinco tuvo la particularidad de ser la primera traducida a lenguaje de señas, en el Día de la Lengua de Señas Argentina. Debido al aislamiento social preventivo obligatorio, el Museo Sitio de Memoria ESMA permanece cerrado. Por ello, la visita se realizó a través de Facebook Live y nuestro canal de Youtube, entre las que se contabilizaron cerca de 600 personas de Argentina y el mundo, mirando el evento. Mientras esta situación continúe, se podrá participar virtualmente de los próximos homenajes, como siempre, el último sábado de cada mes.