Avanza el proyecto de que el Museo de la ex ESMA sea patrimonio mundial
Por Alejandra Naftal
El 9 de diciembre de 2015 el Estado argentino presentó ante la Unesco un pedido para que el Museo Sitio de Memoria ESMA integrara la lista tentativa para su programa de patrimonio mundial. Al año siguiente, la propuesta fue aceptada y comenzó un largo camino de trabajo en torno al expediente para presentar en la candidatura, que se potenció en 2018 cuando el Ministerio de Justicia otorgó los recursos para conformar un equipo técnico y transdisciplinar, tal como recomienda Unesco. Desde entonces estamos trabajando mucho e intentando terminar este año con un primer corpus documental de todas las investigaciones que hicimos, y con importantes acciones públicas que ponen en debate el tema en la sociedad.
El Museo se inauguró en mayo de 2015 durante la gestión de Cristina Fernández de Kirchner. Cuando llegó el entonces nuevo gobierno, tanto la dirección ejecutiva como todos los trabajadores y trabajadoras fuimos confirmados y durante estos cuatro años nos dedicamos a recorrer el camino de toda institución nueva. El primer año fue conocernos, el segundo instalarnos, el tercero fortalecernos institucionalmente tanto nacional como internacionalmente y el cuarto, que estamos terminando, hemos crecido enormemente en cantidad de visitas y en conocimiento, lo que nos da un plus para presentarnos a este programa de Unesco.
La idea de pertenecer a la lista de patrimonio mundial implica, para el Museo, poder visibilizar en el mundo lo que fue el terrorismo de Estado en la Argentina. Cuando lugares así entran a esa lista adquieren una visibilidad internacional y contribuyen a hacer conocida su historia y la de sus países. También hay otro objetivo, que es el de salvaguardar este espacio de cualquier tipo de intenciones de derribarlos, desprotegerlos o cambiarlos. Porque si bien en la Argentina son mínimos los sectores negacionistas, estas batallas nunca están ganadas. La historia tiene siempre heridas abiertas.
Es importante destacar que no son los gobiernos los que impulsan las candidaturas, sino los Estados. Esto tiene relevancia porque permite que las postulaciones tengan continuidad en el tiempo y que no dependan de los cambios de administración y de los vaivenes políticos que se puedan dar. Por otro lado, la alternancia de gobiernos a su vez favorece la presentación, porque eso habla de que en el país hay políticas de Estado que van más allá de quien esté en el poder. En ese sentido, el rol del Estado es fundamental en todo el proceso de nominación. Tiene que ser activo, no solo en lo económico –dando los recursos para desarrollar las distintas tareas necesarias– sino también en lo político y diplomático.
Versión equilibrada.
El plan de trabajo es un proceso largo, larguísimo. Unesco les pide a quienes presentan este tipo de candidaturas observar todas sus recomendaciones, tanto desde los aspectos técnicos como de los políticos y diplomáticos. Entre las numerosas consideraciones a tener en cuenta están las vinculadas a ofrecer una versión equilibrada y veraz de los hechos históricos, y la comprobación de que el bien cultural propuesto no solo sea un testimonio relevante para el país o la región sino que además tenga un valor universal excepcional.
La ESMA es uno de los 700 lugares de detención ilegal que hubo en la Argentina, pero es un lugar icónico que tiene de diferencial que fue un centro clandestino de detención que funcionó durante toda la dictadura. Como valor excepcional, es el sitio más representativo del terrorismo de Estado basado en la desaparición forzada de personas, una modalidad que surgió en Sudamérica, es emblemática de la Argentina, y que está representada sobre todo en este lugar.
Como bien indicó el juez federal Sergio Torres, allí se llevaron a cabo todas las tareas que dan cuenta de la práctica sistemática de desaparición forzada: secuestro, análisis de información, lugares de reclusión y tortura, políticas sistemáticas de exterminio dentro del plan conocido como “vuelos de la muerte” (que necesitó de toda una infraestructura, una tecnología y una ideología concretas), nacimiento de bebés, trabajo esclavo, trabajo intelectual forzado. Todo eso mientras seguía funcionando como si nada el centro educativo de la Marina, que mantuvo sus actividades al mismo tiempo que llevaba adelante el exterminio.
Programa. Por eso, en el marco del programa de Unesco, impulsamos la candidatura entendiendo que el hoy Museo Sitio de Memoria ESMA es, además del sitio de conciencia más representativo de ese delito complejo de desaparición forzada de personas, un testimonio único y excepcional de la coexistencia de las instituciones del Estado con la represión clandestina y una representación del valor universal de la oposición pacífica al terrorismo de Estado y de la capacidad de persuasión del espíritu humano.
En las próximas semanas asumirá una nueva administración, que no tengo dudas de que apoyará, valorará y potenciará esta candidatura. El Museo, que nació al calor de cuarenta años de lucha del movimiento de derechos humanos, es hoy una institución ampliamente reconocida, dedicada a articular toda su actividad con los pilares de Memoria, Verdad y Justicia, a cuya vigencia se integra virtuosamente con una muestra permanente que exhibe las voces de los y las sobrevivientes y un guion basado en los testimonios de los juicios por delitos de lesa humanidad.
Algunos dicen que estos últimos años fueron de resistencia; otros decimos que las políticas de Estado vinculadas a la memoria están tan asentadas en la sociedad argentina que pudieron trascender al gobierno saliente y que, en esa línea, nuestro trabajo fue de continuidad. Con la nueva gestión ya asumida, seguiremos trabajando como hasta ahora, en articulación con las víctimas, los familiares, con las Madres y las Abuelas, y con el apoyo de la sociedad argentina que encontró en el Museo un espacio de acuerdo que tiene que ver con el nunca más al terrorismo de Estado. Un espacio donde todos y todas encuentran un canal de aprendizaje y de libertad de expresión, contrariamente a lo que fue antes el lugar, un espacio de tortura y de privación ilegítima de libertad.
En lo que respecta a la candidatura de Unesco, seguiremos trabajando en el expediente y en las recomendaciones, investigando sobre la historia del lugar y encontrando nuevas maneras de mirar ese pasado reciente. También trabajando en lograr el apoyo de la comunidad, con actividades que participen a los distintos sectores y los hagan dialogar. En ese camino, en diciembre visitará el Museo una delegación encabezada por Maider Maraña, coordinadora de la Cátedra Unesco de Paisajes Culturales y Patrimonio (España) y consultora internacional de gobiernos y de Naciones Unidas en derechos humanos y patrimonio. Y en marzo tendrá lugar una jornada pública con académicos y académicas de Colombia, Holanda, Italia y Argentina para reflexionar sobre la relación entre arquitectura, patrimonio y memoria.
La idea es continuar en 2020 con la redacción, para que contenga todo el corpus documental adquirido, más el aprendizaje de las actividades nacionales e internacionales que vinculen los ámbitos de la política y la diplomacia. Por último, esperamos entregar todo ese trabajo en 2021, a la espera de ser evaluados por Unesco para integrar el programa y tener la posibilidad de que el Museo pueda proponer una reinterpretación de la institución, ya no en el contexto de su indudable relevancia dentro de la historia argentina y regional, sino como contribución al patrimonio cultural del mundo.
*Directora ejecutiva del Museo Sitio de Memoria ESMA y responsable del plan de trabajo para la candidatura ante Unesco.