Desde esta zona, se observa la puerta de entrada al edificio que era el acceso tradicional de los oficiales de la Marina. Hasta el año 1979, las personas detenidas eran ingresadas por la parte trasera del edificio y obligadas a descender al Sótano por una escalera cuyo acceso estaba ubicado a continuación de la escalera que conduce a los pisos superiores.
A raíz de la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en septiembre de 1979, la Armada realizó numerosos cambios estructurales para evitar coincidencias entre la inspección ocular y las denuncias de las y los sobrevivientes. El Hall del edificio es uno de los sectores en el que pueden observarse con claridad gran parte de esos cambios.
En la zona del bajo escalera se anuló el tramo que conducía al Sótano. En su lugar se colocó un cerramiento de madera. Enfrente, se eliminó el ascensor, cuyos sonidos aún son recordados por las y los sobrevivientes.
Se cree que de ese período también datan los cambios de la cabina telefónica, que estaba ubicada en el extremo derecho donde ahora existe un baño. Desde el lugar, las y los detenidos eran obligados a hacer llamadas a sus casas para disuadir a las familias de realizar denuncias por la desaparición.
Mientras la CIDH visitó el país, la Armada trasladó a un grupo de prisioneros y prisioneras a una isla del río Paraná llamada “El Silencio”, que había sido propiedad de la Iglesia católica. Otro grupo fue liberado y otro trasladado en lo que después se conoció como vuelos de la muerte.