EL RECUERDO DE UN JUGADOR DE FÚTBOL QUE TIENE A SU HERMANO DESAPARECIDO
El 1 de junio de 1978, comenzó el Mundial de Fútbol en el estadio de River Plate, ubicado a pocas cuadras de la ESMA, donde se torturaba y desaparecían hombres, mujeres y niños.
Claudio Morresi jugaba en las divisiones inferiores de fútbol. Pudo comprar las entradas para la inauguración del campeonato del mundo con el dinero que ganaba en un reparto de alimentos. El día de la inauguración, sentado en las tribunas del estadio, escuchó al dictador Jorge Rafael Videla pronunciar el mensaje por la paz mientras su hermano Norberto llevaba dos años desaparecido.
En los meses previos al Mundial de Fútbol en la Argentina, comenzaron a cobrar vigor las denuncias contra la represión en el país que se realizaban desde el exterior. En Europa se organizó un Comité de Boicot a la Copa del Mundo en Argentina (COBA), que reunió a varios miles de personas en París y realizó una campaña internacional de recolección de firmas para impedir la realización del campeonato. La dictadura argentina siguió adelante con los preparativos y denunció las acciones internacionales de boicot como una campaña de desprestigio antiargentina en defensa de intereses “extranjeros” y “antipatrias”. El Mundial fue utilizado por la dictadura como una herramienta de propaganda para obtener apoyo social. La población adhirió masivamente y festejó los triunfos del campeonato como una victoria nacional.
La Visita de las Cinco comenzó bajo la lluvia y el frió que adelantaba el invierno. Claudio Morresi estaba
convencido de que nadie iba a acercarse al lugar.
Varios amigos habían leído durante el día el anuncio de su presencia. Y le escribieron adelantándole que iban a acompañarlo. Cuando se acercó la hora, unas cuarenta personas aguardaban comenzar el recorrido. La de mayo fue así una de las visitas con público más reducido, pero tal vez por ello también de mayor intimidad.