En mayo se realizó la Visita de las Cinco, en el marco de los 42 años del secuestro y desaparición de Mirta Alonso y Lautaro Hueravilo. Participó de la visita Emiliano Hueravilo, hijo de Mirta y Lautaro, nacido en la ESMA y Director de Derechos Humanos de ATE provincia de Buenos Aires. El cronista de la jornada fue Emiliano Chechele, escritor y periodista. El guía del Museo que acompañó la visita fue Roberto Bertellotti.
De la misma participaron más de 200 visitantes, entre los cuales estuvieron presentes Osvaldo Barros, Susana Leiracha, Jorge Miranda, Alfredo «Mantecol» Ayala, Adriana Suzal y Carlos Muñoz, sobrevivientes del centro clandestino de la ESMA; Cristina Muro, por Familiares de Detenidos Desaparecidos por Razones Políticas; Marcos Wainstein, padre de Plaza de Mayo; Moira Villarroel y Adriana Iácono, integrantes del equipo de psicología del Centro Fernando Ulloa; trabajadoras y trabajadores de la salud y del Espacio Memoria y Derechos Humanos – ex ESMA; Santiago Fontela, secretario general de la asociación judicial bonaerense; Ricardo Peidrós, secretario general de la CTA Autónoma nacional; Carlos Díaz, secretario adjunto general de ATE provincia de Buenos Aires, miembros del secretariado general y provincial de la CTA Autónoma; dirigentes nacionales y provinciales de ATE; miembros de laAsociación de Detenidos Desaparecidos; HIJOS Matanza; APDH de La Plata; Secretarios Generales de seccionales de ATE de Lanús, Vicente López, Moreno; dirigentes del sindicato de gastronómicos; agentes de propagandas médicas y visitadores médicos; Daniela Aguirre, del Movimiento Argentina Rebelde.
Oscar Lautaro (Taro) Hueravilo tenía 22 años, era chileno, trabajaba en Bodegas Peñaflor y militaba en la Federación Juvenil Comunista. Sus padres se vinieron de Chile perseguidos por su militancia dentro del Partido Comunista. Lautaro estaba casado con Mirta Mónica Alonso de Hueravilo, de 23 años, docente, también militante del PC y trabajadora de Bodegas Peñaflor. Fueron secuestrados el 19 de mayo de 1977, Lautaro en su casa de Palermo y Mirta en el velorio de su abuelo. Ella estaba embarazada de seis meses. Estuvieron secuestrados en la ESMA. Mirta dio a luz a su hijo en este centro clandestino. Emiliano Hueravilo nace el 11 de agosto de 1977. En diciembre de ese año fue abandonado en la puerta del Hospital Elizalde (Ex Casa Cuna). Entre sus ropas tenía un papel con su nombre y fecha de nacimiento. El 14 de diciembre de 1977 esta información fue levantada por diarios y radios, lo que posibilitó que sus abuelos paternos lo encontraran. Mirta y Lautaro continúan desaparecidos.
La actividad comenzó frente a la piel de vidrio del edificio del ex casino de oficiales. Alejandra Naftal, Directora Ejecutiva del Museo Sitio de Memoria ESMA, dio la bienvenida a los presentes y habló sobre el tema que convoca a esta visita de las 5: Hoy estamos acá con Emiliano, quien nació acá y cuyo caso es ejemplo del plan sistemático de robo de niños y niñas ocurrido en la ESMA y en todo el país. Emiliano Hueravilo también agregó: el mío fue uno de los primeros nacimientos en este centro clandestino. Hay muchos jóvenes que siguen buscando su identidad. Yo pude encontrar a mi familia a los 4 meses de edad. Pude estar 22 días acá con mi mamá, que me dejó una marca en la oreja izquierda, con la convicción que iba a salir y me iba a buscar. Mi abuela me crió, me dio cariño y soy el hombre que puedo ser hoy gracias a ella.
Osvaldo Barros, se refirió a la ESMA como prueba judicial y la importancia de los juicios: para nosotros todo el predio fue el centro clandestino de detención, no sólo el edificio. Nos llevaban por las calles internas a otros edificios como la enfermería o los talleres, por diversos motivos, encapuchados y engrillados, y todos nos veían, alumnos, profesores. Todos sabían lo que pasaba acá. Es importante que se preserve como prueba judicial, se siguen encontrando marcas, como la de Hernán Abriata que se halló hace poco tiempo. Esto que pasó acá fue un genocidio. En los tribunales seguimos denunciando y pidiendo condenas por genocidio, los invito a que puedan asistir a las audiencias en los tribunales de Comodoro Py. Gran parte de imputados y condenados gozan del beneficio de prisión domiciliaria.
Una vez en el sótano, Osvaldo Barros se refirió a las reformas del edificio: Cuando nosotros llegamos acá secuestrados, el lugar ya estaba modificado por la venida de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de 1979. Nos llevaron a la isla El Silencio, donde estuvimos en la parte de abajo de una casucha, tirados en una lona sobre el piso, encerrados en malísimas condiciones. Los que hacían trabajo forzado en la ESMA, también lo hacían en la isla. Cuando terminó la visita de la CIDH, nos trajeron de vuelta a la ESMA. Carlos Muñoz se refirió al funcionamiento del centro clandestino: Todos atravesamos el sótano como el primer lugar de interrogatorio, de tortura física. Cuando llegué había un cartel que decía «Avenida de la felicidad» al final del pasillo. Acá empezabas a ser un número, perdías tu identidad. Todos pasamos una etapa por Capucha. Nosotros tenemos la gigantesca suerte de sobrevivir, producto de una decisión arbitraria. Salimos de acá con un mandato: hablar por los que no pueden hablar hoy, en nombre de esos compañeros reconstruir su historia y recuperar su memoria.
El cierre de la actividad fue realizada en el Salón Dorado. Marcos Wainstein se refirió a los padres de la Plaza de Mayo: en 2008 unos estudiantes de cine hicieron un documental donde juntaron a 10 padres que accedieron a ser entrevistados y filmados. Eran obreros, profesionales, comerciantes. Un domingo a las 8 de la mañana nos juntamos en la Plaza de Mayo los padres a rodar el final del documental y nos conocimos ahí. Oscar Hueravilo era uno de ellos, era operario en una fábrica. Ahí nos enteramos que Emiliano había sido encontrado en la ex Casa Cuna y cada padre pudo contar e intercambiar su historia. Moira Villarroel, del centro Ulloa, explicó la función esencial que cumplen en los juicios: Tratamos de dar cuenta en los trabajadores de la justicia, la importancia de darle lugar a un testimonio de alguien que testifica por primera vez, que quizá no es lo que la justicia busca, con hechos concretos. También estar presentes en estas visitas y lo importante de este momento, porque de cada visita salimos de una forma diferente. Osvaldo Barros agradeció a los presentes: que ustedes hayan venido acá esuna forma de mantener viva la memoria y que sigamos exigiendo verdad y justicia. Quiero destacar el trabajo de los compañeros y compañeras que trabajan en los sitios de memoria, que hoy estan desfinanciando su trabajo. La noche que nos dejaron en libertad, el represor Miguel Cavallo daba una conferencia de prensa para militares sudamericanos sobre la lucha antisubversiva, donde funcionaba la Escuela de Guerra Naval y hoy hay una bandera que visibiliza esta situación de desfinanciamiento.
Emiliano a modo de cierre mencionó: Conocer algunos detalles en primera persona, por los sobrevivientes, nos deja un aprendizaje. Hace muchos años pedíamos los juicios y los pudimos tener, que los genocidas no mueran en impunidad, así como los responsables civiles y de la iglesia. Soy enfermero y dirigente de ATE, nosotros como pueblo, como sociedad, no vamos a permitir que nos saquen de las calles. Es un aprendizaje de todos los días para las nuevas generaciones.