Este lugar era la residencia destinada a quien ocupaba el cargo de Director de la Escuela de Mecánica de la Armada. Abarca 195 m2 y contiene revestimientos interiores de calidad, con detalles notables de boiserie en los paramentos interiores y solados de parquet de roble. La vivienda conserva la distribución espacial y la totalidad de los revestimientos. Esto da cuenta de la continuidad de su uso tradicional durante el funcionamiento del Centro Clandestino y expone de este modo la convivencia entre lo doméstico y lo siniestro.
En la pared lateral de la cocina, todavía se conserva una pequeña central de comunicaciones con doce botones. Se trata de un intercomunicador, un instrumento sofisticado para los años 70, que permitía al dueño de casa llamar al personal de servicio doméstico y comunicarse con otras dependencias situadas en el edificio.
En esta sala podemos ver en una pantalla, el testimonio durante el Juicio a las Juntas Militares de 1985 de Andrea Krichmar donde describe que pudo ver a través de una ventana “cómo descendían a una mujer encapuchada y encadenada de manos y piernas, de un Ford Falcon mientras dos hombres la apuntaban”.