El cuarto nivel del edificio comprende el recinto conocido como “Capuchita”. Era una buhardilla donde se encontraba el tanque de agua, a la que se accedía mediante una escalera de servicio. La cubierta a cuatro aguas de este recinto caracteriza espacialmente el interior y, desde el exterior, sirve compositivamente como remate superior del eje de acceso al edificio.
Este altillo fue adaptado por la Armada como lugar de reclusión. Aquí las personas detenidas-desaparecidas soportaban condiciones de hacinamiento, falta de aire, control estricto y la convivencia de los espacios de reclusión con las sesiones de tortura. En ocasiones, el Grupo de Tareas de la ESMA cedió este lugar a otras fuerzas represivas. Por ese motivo, coincidieron allí personas secuestradas por la Fuerza Aérea y por el Ejército.
En este espacio se amplifican los sonidos exteriores en tiempo real, por lo que se puede escuchar el sonido del tren, los aviones que se dirigen a Aeroparque, los autos que circulan por Avenida del Libertador, los partidos de fútbol de la cancha de River y Defensores de Belgrano, el alumnado de la vecina escuela Raggio. Por estos sonidos, las y los detenidos-desaparecidos que permanecían encapuchados pudieron saber que estaban secuestrados en la ESMA.