Ubicado en el tercer piso y denominado “Capucha”, este sector del edificio era el principal lugar de reclusión de las y los prisioneros. Aquí las personas detenidas desaparecidas permanecían esposadas de pies y de manos, con una capucha o antifaz de tela en la cara. Ubicadas sobre colchones en el piso y aisladas en cubículos, cuando ingresaban a este lugar ya no eran reconocidas por sus nombres, sino identificadas por un número. Las y los prisioneros permanecieron en Capucha horas, días, meses y, algunos, hasta años.
El recorrido está guiado por una tarima de madera que se extiende a lo largo de todo el tercer piso. Atraviesa toda la extensión de Capucha hasta alcanzar el extremo donde estuvo la celda de Norma Arrostito. Las y los visitantes deben desandar el camino para salir de este lugar y terminar la experiencia. En la sala se proyectan testimonios de las y los sobrevivientes en los juicios para vivenciar en forma más directa lo sucedido en este espacio. La sala incluye la representación tridimensional de una “cucha”, un espacio de 2 metros de largo por 0,70 centímetros de ancho en el que debían permanecer las y los detenidos-desaparecidos.